martes, 17 de noviembre de 2009

PRÓLOGO

Dicen que cuando alguien sabe realmente lo que quiere y dónde ha de llegar, el camino para hacerlo se revela a cada paso que da.
Supongo que esto mismo ocurre cuando comienzas a escribir un libro, cada frase te revela la siguiente frase, cada párrafo el siguiente… hasta conseguir formar una historia.

Desde el primer momento que un libro llega a las manos de un lector, es labor de éste sumergirse en sus páginas y rescatar su historia, situarse en el tiempo y espacio, conocer a los personajes… es un punto de encuentro entre el lector y el autor. Así pues, el autor ofrece una experiencia sin saber si estará destinada o no al fracaso.
Francisco Palacios con su obra, nos ha invitado a vivir su experiencia. Ha mostrado, de forma cómica, la realidad, consiguiendo que ésta no resulte tan cruda, exponiéndonos a la reconstrucción del ser humano, con una representación clara y divertida, asimilando que todos somos diferentes y que tenemos derecho a serlo. Al mismo tiempo, ha mostrado que aunque seamos seres tan distintos nos regimos por las mismas teorías de pensamiento, sentimientos, deseos, miedos…

Ha hecho que nos sintamos protagonistas y que la historia individual de cada persona se convierta en novela. Nos ha revelado que en la vida real los héroes no son súper hombres o súper mujeres, sino personas de carne y hueso con debilidades y temores. No sólo ha conseguido encontrarse con el lector, sino que también ha logrado que haya una fusión entre ambos.